“¿Está bien ser gay mientras tenga a Jesús en mi corazón?”​

Querido QTlife
Soy cristiano y he estado en la iglesia desde niño. Sin embargo, estoy seguro de ser gay, después de una larga trayectoria, en la que luché con la atracción hacia las personas del mismo sexo. La iglesia parece estar dividida, con más y más iglesias que aceptan a integrantes del movimiento LGBTI. ¿Está bien ser gay mientras tenga a Jesús en mi corazón?

 

Querido Lector,

Gracias por tu franqueza al hacer una pregunta tan personal. Quiero expresar mi alegría por tu afirmación de que eres cristiano. No es más que un milagro, cuando personas malas como nosotros, por la gracia de nuestro Señor Jesús, afirmamos que Él murió en la cruz y resucitó del sepulcro, para perdonar nuestros pecados y vencer a la muerte, de una vez por todas. Tal afirmación no debe tomarse a la ligera, y tiene un gran significado no solo en cuanto a tu salvación, sino también a los temas de la sexualidad y la identidad de género.

De hecho, la iglesia se ha dividido cada vez más a medida que diferentes iglesias y feligresías trazan la línea sobre lo que es y no es pecado, con respecto a la atracción y las conductas sexuales de personas del mismo sexo. Sin embargo, la iglesia no es nuestro máximo estándar de cómo Dios quiere que vivamos. La Biblia es el único y máximo estándar para nuestra fe y cómo vivimos. Por lo tanto, debemos escuchar a la iglesia en la medida en que interprete fielmente la Biblia. Las Escrituras parecen claras en cuanto a que es pecado participar en actividades homosexuales. Aunque usar algunos textos como pretexto, es decir, enumerar uno o dos versículos para respaldar una afirmación, es un método débil para comprender la Biblia, debido a las limitaciones, enumeraré los versículos relevantes con la esperanza de que puedas profundizar en su contexto y relación con el evangelio de Jesús como un todo. Levítico 18:22; 20:13; 1 Corintios 6:9; 1 Timoteo 1:10; y Romanos 1:26–27 son los versículos estándar que se presentan, para entender que Dios considera la actividad homosexual como algo que no forma parte de Su diseño de la creación. Esto también se aplica a la atracción por las personas del mismo sexo.


Ahora, me gustaría responder a tu pregunta principal: “¿Está bien ser gay mientras tenga a Jesús en mi corazón?”. El término “gay” tiene muchas connotaciones, así que evitaré usarlo en mi respuesta. También quiero coincidir contigo sobre lo que significa decir: “Tengo a Jesús en mi corazón”. Esta frase parece provenir de Efesios 3:17, pero expresa explícitamente que estamos unidos a Cristo por la gracia a través de la fe. Es importante entender que el arrepentimiento va de la mano con la fe en Jesús. Entonces, dado que hemos señalado que la actividad homosexual es pecado, si una persona realmente cree en Jesús como su Señor y Salvador, esa persona tendrá un sentido cada vez mayor de arrepentimiento por sus pecados, incluida la actividad homosexual. Una señal de un verdadero cristiano es un sentimiento maduro de remordimiento hacia toda actividad sexual fuera del matrimonio bíblico, incluida la actividad homosexual.

Tener atracción por personas del mismo sexo no anula la gracia salvadora de Jesucristo. En la mayoría de los casos, la atracción continuará; la conversión no borra todos nuestros deseos de las cosas que no forman parte de la voluntad de Dios (Ro. 7:13–23). Estamos llamados a recibir el poder del Espíritu Santo para tomar decisiones cada día que estén en armonía con la voluntad del Padre para nosotros. “Tener a Jesús en el corazón” no significa que nuestros deseos pecaminosos estén completamente resueltos, pero sí significa que ahora nos despertamos cada día queriendo poner nuestros deseos bajo el Señorío de Cristo. También significa que la gracia de Dios nos motiva y la obra del Espíritu nos fortalece para ser obedientes. Saber que somos perdonados incondicionalmente por la fe en Jesús nos motiva a obedecer.


Me gustaría dejarte con esta última reflexión. La solución no es la heterosexualidad ni el matrimonio, cuando se trata de la atracción a las personas del mismo sexo o de la homosexualidad. La solución es la unión con Cristo y una identidad profundamente arraigada en Él para que queramos obedecerle en todo aspecto. El cambio exterior es tan profundo como el cambio interior en nuestro corazón. Espero que te aferres a la gracia de Jesús y, a través del poder de Su resurrección, continúes luchando contra todos tus deseos pecaminosos, poniéndolos a los pies de nuestro Señor. Él nos empodera para ser más que vencedores en nuestra vida cotidiana. Tal como Él prometió: “Ustedes no han pasado por ninguna tentación que otros no hayan tenido. Y pueden confiar en Dios, pues él no va a permitir que sufran más tentaciones de las que pueden soportar. Además, cuando vengan las tentaciones, Dios mismo les mostrará cómo vencerlas, y así podrán resistir” (1 Corintios 10:13).

En Su paz,
Paul Park

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