¿Qué dice la Biblia acerca de la depresión?

Querido QTlife
En los últimos meses, me ha costado mucho mantener viva la esperanza de la vida. No me puedo levantar muchos días para ir a la escuela. Algunos días simplemente empiezo a llorar sin ningún motivo. Tengo buenas amigas, pero no las quiero ver; lo único que hacen es hablar de los chicos que les gustan y de las universidades a las que quieren asistir. No sé qué decirles a mis amigos cuándo me preguntan “¿qué pasa?”, y no creo que sepan cómo reaccionar. Me gusta ir a la iglesia y al grupo de jóvenes, pero la mayoría de los días me siento muy vacía por dentro. No puedo decírselo a mis padres, porque se van a preocupar, pero tengo miedo de lo que sucederá si no lo supero. ¡Por favor, ayúdame! 

Querida lectora:

Gracias por comunicarte. Quiero comenzar declarando algunas verdades bíblicas acerca de ti, sobre las cuales te animo a meditar. Si estás en Cristo, no vives según la naturaleza pecaminosa, sino según el Espíritu (Romanos 8:9), y por lo tanto, como aquellos que le pertenecen a Jesús, aunque tu cuerpo puede estar envejeciéndose y desgastándose, interiormente se está renovando día tras día (2 Corintios 4:16), así que no te desanimes. Resucitaste con Cristo, por la gracia mediante la fe (Efesios 2: 6), y Él te dio a Su propio Espíritu (1 Corintios 15:45) para garantizarte una herencia eterna y la resurrección de la vida. Estas verdades son todas ciertas acerca de ti. El evangelio de Jesús promete que ya no estás en la oscuridad ni en el vacío, sino que perteneces a Él (Efesios 5:8).

Quise escribirte estas verdades del Evangelio, para que puedas recordar esas palabras diariamente en tu mente y en tu corazón. Ahora, puedes preguntarte por qué te respondí de esta manera. Se debe a que parece que luchas con una leve depresión. No quiero alarmarte ni avergonzarte dándole un calificativo, pero puede ser útil nombrar lo que estamos tratando, porque nos ayuda a ubicarnos y a determinar nuestra lucha, para que el evangelio de Jesucristo pueda abordar de manera efectiva y tangible los problemas particulares de nuestra vida.
La depresión es una aflicción de la oscuridad, el vacío y la desesperanza. Se percibe frecuentemente como una falta de motivación, propósito y energía, y como tristeza. Dos cosas que pueden ser difíciles de escuchar, pero que son esenciales, son la perspectiva de tiempo y la búsqueda de una comunidad. En primer lugar, esta lucha puede ser a largo plazo. Esto no quiere decir que no se pueda superar al instante, pero es con frecuencia una lucha que dura más de lo que desearíamos. Sin embargo, la Biblia deja claro que nunca se nos da una lucha que el Espíritu Santo no nos pueda ayudar a lidiar (1 Co. 10:13). En segundo lugar, la oscuridad es la mejor compañía del aislamiento y de la separación. Somos llamados a una comunidad, como hijos de Dios e hijos de la Luz: una comunidad que nos anime cuando estemos afligidos y nos ayude a llevar nuestras cargas (Gálatas 6:2).

Esto significa varias cosas en la práctica. Permanece en la comunidad, incluso cuando no tengas ganas, porque si basas tus acciones en los sentimientos, casi siempre evitarás estar rodeada de los hermanos en la fe. Busca rendir cuentas para resolver esta lucha con otros, tal vez comenzando con tus padres. Te animo a que confíes en que tus padres quieren llevar tus cargas contigo, y oro para que así lo hagan. Puede que no sepan cómo ayudar, pero no es poca cosa que quieran llevar esta carga contigo. Además, si esto se convierte en una lucha a largo plazo, recuerda que Dios está contigo, y aprovecha las pequeñas victorias de una manera más intencionada. Tal vez sea despertarse a tiempo un día, puede ser terminar algún trabajo escolar o pasar tiempo con las personas cuando no lo desees. Disfruta estas pequeñas victorias. Cristo resucitó no solo por tu salvación, sino para darte un Espíritu que da vida (1 Co. 15:45). Aférrate a estos pequeños pasos para tener una esperanza vivificante. Además, en la lucha a largo plazo, busca el propósito de tu vida fuera de ti misma. Nos centramos frecuentemente en nosotros mismos y necesitamos un propósito mayor que nos saque cuando estamos sumidos en la oscuridad y el vacío. El evangelio nos ofrece vivir para Dios y, de esta forma, podemos captar tangiblemente un propósito fuera de nosotros mismos. Busca varias cosas que puedas hacer que no sean la creación de un currículum vitae o de tu interés, y hazlas con algunos amigos, pero comienza poco a poco. No te sobrecargues.

Por último, si esta lucha del vacío y de la oscuridad continúa o empeora, está bien y es apropiado buscar ayuda profesional. Hazlo todo el tiempo, predicando el Evangelio a tu corazón y estando en una comunidad cristiana. Nuestro Dios es el Señor de toda la creación. Él es el Señor de nuestra mente, nuestro corazón y cuerpo, lo que significa que buscar ayuda profesional no está fuera del ámbito de la experiencia cristiana (ni deberíamos avergonzarnos). Recuerda que en Cristo, tú perteneces al reino de la luz. Que como nueva creación, recibiste una vida nueva y un nuevo propósito, y Dios nos dice a todos los que nos preocupamos: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa” (Isaías 41:10).

En la seguridad que brinda Su esperanza,

Paul P.

(Los devocionales que te ayudarán a profundizar en tu relación con Dios están aquí)

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